
ras la muerte del reconocido merenguero Rubby Pérez, su hija Zulinka quedó en el ojo del huracán cuando se filtró que había recibido un millón de pesos.
Lo que en principio parecía una ayuda o reconocimiento por su vínculo familiar, se convirtió rápidamente en un tema de controversia en redes sociales y medios, donde muchos comenzaron a cuestionar si se trató de un pago justo o de un privilegio.

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Ante las críticas, Zulinka rompió el silencio y explicó que el dinero que recibió no fue un regalo ni una herencia, sino una compensación por su labor como miembro activo de la orquesta de su padre.

Según ella, tanto ella como su esposo trabajaban en las presentaciones musicales y, al morir Rubby, se quedaron sin sustento económico.
En sus palabras, el millón de pesos no representó ningún lujo. Fue utilizado para cubrir necesidades básicas, compromisos personales y situaciones médicas derivadas del impacto emocional por la tragedia.

Zulinka aseguró que ese monto fue gestionado de manera honesta y nunca con el propósito de sacar ventaja de la pérdida familiar.
Las reacciones no se hicieron esperar. Muchos seguidores respaldaron su declaración y reconocieron su derecho a recibir esa ayuda como trabajadora.

No obstante, otros usuarios criticaron que ningún otro integrante de la orquesta recibiera un trato similar, lo que despertó sospechas de favoritismo y desigualdad en el manejo de los recursos.